

Cada año el 16 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Alimentación, proclamado por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) con el objetivo de concienciar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario mundial y la importancia de fortalecer la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. La celebración de este Día no sólo sirve para crear conciencia y establecer una lucha solidaria contra el hambre en el mundo, sino para fortalecer la “alimentación” como un requisito fundamental para la supervivencia y el bienestar de la humanidad.
LABCO se une a Naciones Unidas en su labor de concienciación de la importancia de mantener una buena alimentación como primera barrera de prevención de muchas enfermedades en todo el mundo.

¿Cómo influye la alimentación en nuestra salud?
Una alimentación saludable es aquella que provee al organismo de las necesidades alimenticias básicas. La dieta que seguimos determina nuestro estado de salud general y la calidad de vida; una mala alimentación, bien por exceso o por defecto, puede provocar graves problemas de salud desde obesidad, sobrepeso o hipercolesterolemia hasta desnutrición o avitaminosis.
Un adecuado aporte calórico nos mantiene en lo que se considera como “normopeso” (el peso correcto en función de nuestro sexo, estatura y grupo de edad). Una dieta completa y equilibrada nos debe proporcionar un 60% de hidratos de carbono, 15% de proteínas y un 25% de grasas.
¿De dónde obtenemos estos nutrientes?
La recomendación para personas sanas es el consumo diario de alimentos de los cinco grupos que componen la pirámide alimentaria:
- Lácteos: 2 vasos de leche por día o 2 yogures o sus equivalentes.
- Carnes, legumbres o huevos: representan, junto con los lácteos, la principal fuente de proteínas de buena calidad, además de destacar también por su alto contenido en hierro.
- Frutas y verduras: nos aportan vitaminas y fibra, imprescindible para el cuidado y regulación intestinal.
- Harinas y Cereales: nos proveen de hidratos de carbono que aportan energía y vitaminas.
- Grasas y azúcares: responsables prioritarias del aporte energético de la dieta, pero no exclusivamente, también proporcionan vitamina E (aceites), vitamina A (manteca) y colesterol (chocolates y golosinas).
El objetivo final de todo el proceso es que las células tengan la materia prima para alimentarse, crecer y reconstruir sus partes dañadas. No alimentarnos de forma adecuada priva de energía y nutrientes básicos a las células. Si esto ocurre, mueren o no se reproducen de la manera correcta, por lo que se deterioran los tejidos que forman y aparecen las enfermedades.
¿Cómo gestionar nuestra alimentación y salud digestiva?
Desde LABCO aconsejamos mantener una actitud proactiva frente a cualquier tipo de amenaza para nuestra salud. De este modo, es importante someterse a chequeos médicos que nos permitan conocer nuestro estado general de salud, y en el caso de que sea necesario, comenzar el tratamiento médico prescrito, que seguramente incluirá una re-educación de los hábitos alimentarios.
Para ayudarnos en la detección y/o tratamiento de posibles problemas de carácter digestivo, LABCO dispone de algunas de las pruebas más avanzadas del mercado:
- Test A200: Análisis de intolerancias alimenticias.
- NutriScreen: Análisis del perfil nutricional a fin de poder controlar nuestra salud.
- ObesGen: Evaluación genética personalizada sobre la predisposición a la obesidad y otras enfermedades relacionadas.
- NutriGen: Evaluación genética personalizada sobre los efectos de los alimentos en nuestra salud.
- Permeabilidad Intestinal: Evalúa la absorción de nutrientes por el intestino.
- Septina9: Detección precoz del Cáncer de colon en sangre.
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