
La presencia de ADN fetal libre en el torrente sanguíneo materno durante el embarazo permite conocer el sexo del bebé mediante una muestra de sangre materna, sin riesgo alguno para la gestante o el feto. En mujeres con antecedentes de enfermedades genéticas ligadas al sexo (ligadas al cromosoma X), el análisis del sexo fetal puede ser de gran utilidad. En estos casos, si el feto es de sexo femenino no sufrirá la enfermedad, pero si es de sexo masculino tiene una probabilidad del 50% de presentarla. En consecuencia, el conocimiento del sexo del bebé posibilita realizar una técnica invasiva de diagnóstico genético específico de la enfermedad únicamente en los casos de riesgo, evitando en muchos casos los procedimientos convencionales e invasivos que comportan un riesgo significativo de aborto.






